Qué difícil es encontrar tracks de rutas por estas tierras. Los bikers de aquí están tan familiarizados con todos los caminos y senderos que se los recorren «a pelo» sin tracks ni GPS. Así que cada vez que vuelvo tengo dos opciones, me encomiendo a los guías de la zona si están disponibles o me vuelvo loco hasta que encuentro algo chulo que recorrer.
Pues buscando y rebuscando en wikiloc una ruta que «hocicar», me encuentro una en la Sierra del Brezo llamada Los Pueblos Abandonados! ¡ Clin ! Se me pusieron las orejas tiesas. Tú lees un título así y no permaneces indiferente, . Pueblos abandonados, eso suena a aventura, misterio, nieve… puro MTB.
No necesito más para activar todos los mecanismos y preparar lo que será la tercera salida por Castilla.
Justo en ese instante entra un whassap de Nacho que ya ha olvidado lo cansado q regresó del Pozo de los Lobos. Siempre pasa lo mismo cuando haces una ruta que te deja extenuado. Piensas en vender la bici y 24 horas más tarde ya andas buscando jaleo otra vez. Os conozco a todos.sois incorregibles.
Este es un resumen de la conversación. No me costó demasiado convencerlo. jejeje
-Nacho: Buenas, cómo lo tienes para hacer mañana los eólicos?
-Yo: Vamos al Santuario del Brezo y los pueblos abandonados.
-Nacho: Espera que se quite la nieve. En el brezo carga más que aquí.
-Yo: Vamos a buscar nuevas rutas. Los eólicos ya están explorados.
-Nacho: SOS SOS SOS SOS SOS
-Yo: Vamos a nuestro ritmo. Luego te paso el «Traca-track»
-Yo: Se viene Mary ( mi mujer) con nosotros.
-Nacho: Perfect
A la mañana siguiente….
El termómetro del coche me marca 6 grados bajo cero. El tiempo empleado en colocar el porta bicis y cargar las tres bicis me deja un halo de frío alrededor del cuerpo que tarda en desparecer incluso con la calefacción del coche.
Ponemos rumbo hacia Velilla del Río Carrión. Una hora de camino más tarde, aparcamos en la Colonia Sierra del Brezo. Precioso campamento de verano para niños, entre pinares y montañas, a los pies del embalse de Compuerto. Conocía ese campamento, ya que mi tío Lucinio estuvo de encargado del pantano y algún verano fuimos a visitarlo.
Decidimos cambiar el itinerario de comienzo a última hora y creo que fue una acertada decisión puesto que la salida y regreso desde el Santuario del Brezo con la nieve acumulada en los caminos hubiera supuesto una tortura el regreso.
Nada más comenzar, nos topamos con las rampas de ascenso hacia la parte alta de la presa. A medida que vamos ascendiendo, en las zonas de umbría, van apareciendo los primeros chupiteles (carámbanos) de hielo que se van tornando en cascadas heladas. Una vez arriba tendremos unas bonitas vistas del valle.
Allí cruzamos bajo un pequeño túnel escavado en la roca que nos da acceso al otro valle e iniciamos con mucha precaución una bajada por carretera asfaltada cubierta de hielo que no nos permite lanzarnos a toda velocidad.
Alternando zonas soleadas con zonas sombrías nos adentramos en el Parque Natural de las Fuentes Carrionas y Fuente Cobre-Montaña Palentina. A 1.302 metros de altitud llegamos al hoy en día habitado pueblo de Valcobero que permaneció deshabitado desde 1970 hasta 2009. Me detengo para hacer algunas fotos y entablo conversación con uno de sus «nuevos colonos». Me comenta que tenemos por delante una buena montañona con su correspondiente cuestón para subir. Y que si llegamos al refugio del Cristo Sierra tenemos una nueva subida a la derecha desde la que se puede ver «toda Palencia». Lamentablemente, la nieve del camino no nos permitirá llegar allí y tampoco al Santuario de la Virgen del Brezo.
En Valcobero, se acaba la carretera y empiezan los caminos cada vez más cubiertos por la nieve caida dos día antes. Seguimos siempre ascendiendo por una pista ancha y sin barro, entre pinares y flanqueados por redondeados macizos rocosos. El hielo cada vez más presente, nos obliga a echar pie a tierra y empujar la bici hasta la cumbre donde se encuentra el refugio antes citado a 1.625 msnm.
Allí arriba, el sol se alió con nosotros y nos sentamos a comer unos frutos secos y dátiles. He decidido seguir sabios consejos y no volver a consumir barritas energéticas llenas de azúcar horrible.
Tras dejar todo como estaba y cerrar las puertas del refugio, nos asomarnos a un pequeño promontorio para comprobar el estado del camino que serpenteaba nevado y helado entre los valles hasta el monasterio. Pero llevábamos ya demasiado retraso, (10 km en 2 horas y media) y en esta época las horas de luz son más bien escasas.
Damos media vuelta y tomamos otra subida hasta coronar los 1.700 msnm. Y a partir de aquí comenzamos lo que debía de ser y fue un divertida y larga bajada derrapando entre la nieve y las placas de hielo con la tija del sillín abajo y los pies a modo de esquies hasta llegar al pueblo abandonado de Valsurbio, que nunca tuvo una carretera para llegar o salir de él, ni tan siquiera luz eléctrica. Hechos estos que obligaron a sus gentes a abandonar sus raíces para buscar en otras partes las comodidades que allí les estaban vetadas.
La entrada al pueblo se encuentra tras cruzar un riachuelo y una frondosa vereda flanqueada por una hilera de chopos. Una sensación de tristeza te invade al observar sus casas derruidas, como si de un Macondo de los que retrata García Márquez se tratara, en este pueblo en el que se detuvo el tiempo, engullido por la vegetación, alguien ha decidido retomar sus raíces y ha comenzado a reconstruir su antigua casa. Quizá un día, si cunde el ejemplo, Valsurbio abandone la larga lista de pueblos abandonados.
Con tantas emociones no recordábamos todo lo que habíamos subido, así que comprobamos con alegría que aún nos queda pendiente bastante pendiente (valga la redundancia) que descender.
Todo el trayecto de bajada se hace rodeando las montañas, así que tras uno de los recodos del camino nos topamos frente a frente con el majestuoso, blanco, macizo e inconfundible Pico Espigüete. Siempre presente al fondo del paisaje como un decorado de teatro nos acompañará su silueta hasta finalizar el descenso a la altura de las aguas embalsadas de Compuerto.. Sucesivamente vamos bordeando el embalse y dejando atrás diversos pueblos, Camporedondo de Alba, Otero de Guardo y finalmente Velilla de nuevo, punto de inicio y final de esta preciosa jornada de puro MTB.
No quiero terminar esta crónica sin mencionar la suerte que tengo de contar con la compañía de Nacho y especialmente de Mary, mi mujer. Cada día que sale con nosotros me demuestra que es una campeona y yo me siento más orgulloso de su tesón.
El traca-track de la ruta
Esta ruta pone punto final a las rutas del 2014. Mañana…..más y mejor.
Feliz Año 2015 Bikernautas.
Marter
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