E-Bikernautas

Antes de narrar  la  épica  que supone  recorrer Madrid-Segovia en bici de montaña, proclamo: Que siguiendo el  criterio de Sergio, compañero de fatigas, poseo el récord  de ser el  primer biker del mundo en terminar la ruta de montaña Madrid- Segovia con catadióptricos en las ruedas de mi bici. No te digo que me lo mejores. Iguálamelo ! ; ) Dicho esto, vamos con los datos de la ruta, para hacernos una idea de la hazaña realizada. -Hora de salida: 8:20 h. desde Madrid-Las Rosas -Hora de llegada: 19:50 h. Estación de tren de Segovia -Tiempo invertido en el recorrido: 11:29:41horas -Distancia :123.6 km -Desnivel acumulado: 2.300 metros -Altitud máxima: 1.784 metros -Velocidad Media: 10.7 Km/h –I. B. P.: 216 BYC

Arrancamos. No empezaba bien el día para mí. Precisamente esa mañana,  caí en un estado de coma profundo que me impidió oír la alarma del despertador a las 6:00 h. de la mañana.  Ni tan siquiera sentí el impacto de  una serie de codazos advirtiéndome de que me había quedado dormido y ya eran las 7:15 h. Por fin regresé al mundo real y tras un brinco y dos blasfemias ininteligibles tipo…gaguenlapffnnreeta  y ñfjjmmsmmmtteersnan  agarro el teléfono y escribo a tientas…me he dormido, no me esperéis! En décimas de segundo opto por planes alternativos, los famosos planes B. Que se vayan,  cojo el tren y los encuentro en Colmenar Viejo.  Que se vayan,  cojo el coche y los encuentro en Tres Cantos…  Por cierto,  ya tuve que activar un Plan B el día anterior y poner a punto  la Katy y sus catadriópticos,  al recibir la desoladora noticia de que el freno delantero de mi Spe había muerto y no estaría operativa para el Rutón de Segovia. Recibo respuesta inmediata  a mi mensaje…-Te esperamos!. Me doy toda la prisa que puedo, me salto todas las rutinas matutinas y no me ducho, no me afeito, no desayuno, no…nada. Me visto, me coloco la mochila que previsoramente siempre dejo preparada la noche anterior y salgo en su busca a todo trapo. Jooderr, cuando llego al punto de encuentro ya voy fatigado y aún me quedan 123 kilómetros de recorrer..! Allí estaban esperándome los 4 fantásticos: César, Rocío, Nany y Sergio.

Pido mil disculpas por la tardanza. Las aceptan de buen grado porque es buena gente. Hacemos la foto de rigor del grupo y me doy cuenta de que estamos de estreno, que lucimos casi todos el mismo maillot de Rutón del Copón! Por fin algo que me alegra el día!!!!  Con casi una hora de retraso en el horario previsto, empezamos a rodar por el carril bici hasta llegar a Montecarmelo, donde debería empezar la salida real (aunque nosotros llevábamos ya 18 km de salida neutralizada por llamarla de alguna manera) y donde cambiamos el pavimento firme y liso del anillo ciclista, por los caminos de arena y tierra que ya no abandonaríamos hasta casi el final de nuestra ruta en tierras segovianas. https://flic.kr/p/rxQj4B https://flic.kr/p/sutdhY

La ruta en estos primeros kilómetros es ágil y divertida. Los senderos son amplios y no demasiado exigentes, lo que permite mantener conversaciones y  bromas rodando en un grupo compacto. La primera parada, imitando anteriores ocasiones en las que hicimos este mismo recorrido la hacemos en Tres Cantos. Somos conscientes  de la importancia que tendrá en esta jornada  una buena hidratación e ingesta de energías si no queremos sufrir pájaras y calambres. Aligeramos nuestras mochilas de los primeros plátanos y frutos secos y emprendemos una bajada por el arroyo de San Jorge, tomando la precaución de hacerlo siempre por el lado izquierdo para evitar desagradables sorpresas en forma de profundas roderas.

Así cruzamos el  Arroyo de Tejada y nos desviamos  a la derecha iniciando un ascenso hacia el mirador de Valdelaganar desde donde mantenemos la primera toma de contacto con la cadena montañosa que se alza frente a nosotros y que hemos de atravesar para llegar a nuestro destino. Sus crestas aún permanecen oscuras y grises, semiocultas por las nieblas. Quien nos hace la foto de grupo nos dedica el primer halago del maillot. ¡Qué bien equipados vais!!!  No será el último en hacer algún comentario al respecto o bien se gire súbitamente al vernos pasar durante nuestro recorrido. https://flic.kr/p/suDoqg

Desde el mirador hasta los aledaños de Colmenar Viejo es un ascenso constante. Poca,  por no decir ninguna tregua nos dará ya el camino en lo referente a porcentajes de llaneo.

Atravesamos su desierto polígono industrial, buscando sin éxito algún bar que nos proporcione algo de líquido caliente. Tras idas y venidas por la estación y alrededores buscando un local abierto durante al menos 20-30 minutos, desechamos  finalmente la idea y seguimos con el itinerario previsto. Tomamos el camino que sale desde la misma estación.  Largo, recto y aburrido por archiconocido de mil rutas anteriores.  Discurre durante  4 km. paralelo a las vías del tren, hasta que nuestro GPS nos marca por fin, un pequeño desvío a la derecha  que parece meterse bajo las vías del tren. La primera trialera divertida del día! Tiene nombre pero no lo recuerdo. Sin embargo si recuerdo los gemidos de la horquilla de muelles de mi Katy sorteando el camino repleto de escalones y raíces. Se queja, pero se porta, como su dueña ; ) Los índices de serotonina se desperezan. Es divertido sortear obstáculos conocidos  a cierta velocidad en bajada, pero  también es gratificante comprobar que pasas con cierta destreza  la contrarréplica en los tramos de ascenso, donde no hace demasiado tiempo ponías pie a tierra. Parece que técnicamente algo hemos evolucionado. https://flic.kr/p/sbj82P

Pasamos bajo el viaducto de la M-607  con la inercia de la bajada anterior,  hacia el remozado  Puente Medieval. Lo cruzamos manteniendo el equilibrio sobre un  empedrado camino,  que nos conducirá hasta el alto desde donde podremos divisar el maravilloso paisaje de Manzanares el Real con su castillo de los Mendoza, su embalse de Santillana y mis últimas rocas favoritas:  La Pedriza con el poderoso El Yelmo al frente.

Desde allí parte una larga bajada con dos opciones, una de ellas rápida y segura por pista amplia en buen estado, la segunda es rápida y divertida por los senderitos que la flanquean a ambos lados. Decido reservar todas las energías posibles y opto por la primera opción y me coloco en modo Indurain. Ni un sobresfuerzo más de lo absolutamente necesario. El descenso nos ha devuelto el buen humor  y entre cánticos y bromas,  tras cruzar el embalse,  llegamos sin adentrarnos,  en Manzanares el Real. Recorremos una parte de su perímetro  y tomamos el desvío del camino de la Pedriza, que nos adentrará en el Parque regional de la cuenca alta del Manzanares. Dejamos a nuestra derecha la recientemente conocida caseta con barrera del guarda,   que da paso a La Pedriza y nos dirigimos por pistas anchas hacia El Boalo. Antes nos detendremos en el incomparable merendero de la Ermita de San Isidro para llenar nuestros bidones de agua y estirar algunos músculos que empiezan a dar señales de fatiga. Bajarte de la bici implica levantar la vista hacia las montañas. El día se ha vuelto plomizo. La niebla oculta la cresta de las montañas de la sierra  y ha empezado a refrescar.  Me coloco los manguitos en los brazos antes de reanudar la marcha. A estas alturas de la ruta, cualquier parón te rompe el ritmo y retomarlo cuesta a veces verdaderos esfuerzos. Si además, coincide escasos kilómetros más tarde, tras bordear Mataelpino,  con una eses enlazadas con un alto porcentaje de desnivel, es un tormento….pero pasajero. Recuerdo haber pasado anteriormente por aquí,  pero en dirección contraria, siempre de bajada. Paralelos a la M-607 y a las faldas de La Maliciosa, seguimos el curso del Arroyo de la Angostura por uno de los primeros caminos que recorrí cuando me inicié en el mundo de las bicis, aunque en aquella ocasión estaba cubierto de escarcha. Es un camino estrecho, revirado, con pequeños toboganes, que discurre junto al rumor del riachuelo, entre jaras y  retamas que  ocultan algunas rocas en los laterales que te obligan a estar atento a la altura de tus pedales y donde un último tramo técnico, te exige darlo todo hasta llegar a la portezuela que separa el sendero de la carretera. https://flic.kr/p/ssmmsW

He de reconocer que en este punto sufrí un momento de duda sobre si podría terminar el reto. Hasta entonces iba cantándome mentalmente el recorrido que tenía por delante y eso me ayudaba a dosificarme. Al llegar aquí, el track nos dirige por un  territorio ignoto, exactamente en dirección contraria al itinerario que yo tenía previsto. Y para más INRI, la niebla seguía descolgándose entre las montañas por donde se supone que debíamos pasar nosotros. me sobrepuse a las ideas negativas y tiré «p’alante». El sendero, ahora que ha pasado mi momento de flaqueza,  es una delicia. Tiene un ligero porcentaje de desnivel, está suficientemente roto para ejercitar el equilibrio y poner en práctica la técnica de subida. Claro que por otra parte, esos esfuerzos te van erosionando las fuerzas imperceptiblemente y aún nos faltaba la mitad del recorrido.

Por otra parte nos permitió descubrir  el precioso camino de La Barranca, desde donde disfrutamos de uno de los mejores momentos del día: Salió el sol mientras comíamos cereales, higos, dátiles, sandwiches de frutos secos,  miel ….. etc, y contemplábamos desde este mirador privilegiado, Navacerrada a nuestros pies y su embalse a lo lejos. Un festín para el cuerpo y para el alma. Estuvimos tentados aquí de coger una «almohadilla » para Nany, pero eso es otra historia…

No andaba lejos Cercedilla, 84 kilómetros completados. Una bajada rápida entre pinares y ganaderías más bien famélicas,  nos deja a los pies del camino del Calvario, que a su vez nos conduce y deposita en el centro del pueblo, a la inoportuna hora del vermut. No podía ser de otra manera. Se aliaban los cantos de sirena y las tentaciones para hacernos ceder en nuestro empeño. Pero nosotros,  inasequibles al desaliento, combatíamos cada una de ellas con una única idea fija en nuestras mentes : Comernos un barreño de cordero asado y ensalada en Segovia! No acababan allí nuestras tentaciones, también nos encontramos  con algunos conocidos de MTB Spain, ( la empresa con la que aprendimos a volar en el Pardo) haciendo un alto en su jornada de descensos y remontes  mientras festejaban un improvisado pic-nic. No serían estos los únicos encuentros con conocidos que tuvimos en esta parte de la ruta. Nos saludamos y reanudamos la marcha. Aún faltaba lo peor. Los siguientes 20 kilómetros son una ascensión constante al puerto de la Fuenfría. Personalmente la zona que más dura se me hace siempre es  la carretera que va desde la estación de tren hasta las Dehesas. El camino de la república o Puricelli. Se me atravesó el primer día que la hicimos subiendo la bola del Mundo,  y no consigo encontrar un ritmo de pedaleo que me vaya bien. En fin,  poco a poco alcanzamos la última zona recreativa  y empezamos lo que realmente es el ascenso a La Fuenfría. Desde aquí el terreno vuelve a ser desconocido para mí. Había subido estos tramos anteriormente, pero siempre por los senderos de la  Senda del Agua. Mucho más bonita pero más castigadora también. Evitamos el tramo de la calzada romana y el consiguiente empujabike. La subida al puerto se hace larga y cada uno lo sube como puede. Empiezan los conatos de calambres en las piernas, homoplatos cargados, cervicales doloridas debido al peso continuado de las mochilas, adormecimiento de la planta de los pies, tras mantener la misma colocación en las calas  durante horas  y dolores allí donde la espalda pierde su honesto nombre. Una nueva parada para acabar con nuestras menguadas provisiones y estirar un poco los músculos.  Un trío de ciclistas nos alcanza y nos saluda. Al rato re-emprendemos la marcha y los alcanzamos iniciando una típica conversación ciclista con ellos. Dónde vamos, de dónde venimos, estamos solos en la galaxia o acompañados… (letra de una canción Siniestro Total) En ese mismo momento, se produce uno de esos instantes surrealistas e inimaginables digno de una película de Fellini. Imaginaos a 1.778 metros de altitud, un atardecer en medio de la montaña, jirones de espesa niebla descolgándose desde el mirador de la Reina hacia el valle de la Fuenfría ,  la frontera entre Madrid y Castilla.  Encontrarse allí  con tres ciclistas que son vecinos de nuestros dos barrios, Valdebernardo y Las Rosas, que también salieron de Madrid por la mañana y al igual que  nosotros se dirigen a Segovia.  Y por si esto fuera poco,  mientras todo esto sucede, se acercan bajando de la montaña un grupo de adolescentes , entre los que se encuentra ni más ni menos que Valen, la hija de Nany, que había decidido junto a sus amigos hacer senderismo por la zona. Momento de algarabía e incredulidad. No se quién de los tres grupos estaba más sorprendido, si los vecinos, nosotros por el encuentro,  o los chicos al ver a tanto chiflado vestido de ciclista con el rostro desencajado de tantas horas de pedaleo. Despedida madre e hija y recorremos los últimos metros de ascenso,  hasta coronar el puerto.

Ahora si estamos en la frontera. Desde este punto,  el primer tramo es una bajada larga, con el suelo mullido y blandito, coloreado de verde intenso y ocres, que lamentablemente no podemos seguir en el itinerario del track en su totalidad porque se nos agota el tiempo y hemos de llegar antes de que parta el último tren hacia Madrid.  (Sniff sniff..tengo q volver allí)

Hacemos el primero de los caminos abrigándonos como podemos (me colocan en el pecho una bolsa de pan de molde que me viene de perlas. Graciass!!)  la velocidad de bajada es alta, el suelo está muy húmedo,  las ruedas salpican y nos empapan la ropa  y queremos evitar pulmonías. La zona es tan bonita que incluso la carretera asfaltada por la que bajamos es una preciosidad. César grita: Me marca 71km/h !!.  Sergio que lo adelanta aprovechando su rebufo, dice: 74 km/h!! Y mi Katy  con un buen par de catadriópticos, se mete entre ambos adelantándolos,  pero ignoro la velocidad porque no tiene cuentakilómetros. Tanto es así que me paso de largo el punto del desvío, seguido de dos balas,  Rocío y Nany. Sorteando alguna que otra vaca, llegamos hasta el pueblo de Valsaín, donde los esperamos y nos reagrupamos. Hemos perdido un tiempo precioso y además recorremos algunos kilómetros extra hasta llegar al «carril-bici segoviano»por llamarlo de alguna manera. He visto trialeras más…acondicionadas. ejem, ejem… Estamos extenuados, cada pedalada es una tortura y surgen pequeñas  crisis de ansiedad ante la imposibilidad de llegar a tiempo a la estación. Conseguimos re-orientarnos, retomar la calma y pedir a un biker solitario que baja por el camino de Santiago, que nos haga  de cicerone hasta la misma puerta de la estación. Eso si, a ritmo de tour de Francia. Al fin llegamos a Segovia. Con tiempo de sacar el billete de regreso a Madrid  y comernos un….bocata de lomo con pimientos! Nada de  barreños de cordero asado con ensalada, ni fotos frente al Acueducto de Segovia,  ni na..de na! Pero con la satisfacción de haber sufrido y cumplido un nuevo reto del Rutón del Copón! Gracias César, Rocío, Nany y Sergio. Habéis sido unos compañeros de ruta fantásticos. Como siempre.

P.D. Esta ruta pretendía ser la misma que seguirá la BH Madrid-Segovia 2015  el día 6 de Junio,  con la variante del Puente de la Marmota. La organización amplió en 1.000 bikers más el número de inscripciones hasta un total de 3.000 y no recibió autorización por parte del Organismo que gestiona el Parque del Guadarrama. Así que  decidió cambiar también, al día siguiente de hacer nosotros la ruta,  el tramo Cercedilla-Madrid por la Fuenfría y realizarlo por el Alto del León. Lo hecho, hecho está! Este es el tracka-track que nosotros seguimos por si alguien se anima. Cortesía de pcembe:

http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=8846433

El caramelito final para los que se leen la crónica.

Saludos Bikernautas Marter