LLegamos desde San Rafael a Madrid a las 15:30 h. La hora pegada al culo para no variar. Al abrir la puerta del coche, junto a la parada del metro de Pavones, he sentido una onda expansiva de calor seco en la cara. Al apearme, he pisado una pequeña isla de cesped no asfaltada ni enlosada, pero si chamuscada y amarillenta, que desprendía ese característico olor a paja reseca que impregna todas las zonas verdes de Madrid que no se riegan al llegar el calor. Eso y el ruido bronco de los autobuses y el tráfico me han transportado de nuevo a la cruda realidad. He montado de nuevo sobre mi bici para recorrer cansina y perezosamente el escaso kilómetro que aún me separaba de mi casa y he sido consciente de lo doloridos y agarrotados que estaban todos los músculos de las piernas al volver a pedalear. Durante el corto trayecto, he recordado que apenas una hora antes, estaba rodeado de frescos prados de color verde intenso, y altos pinares, que puedes ventear en el aire el olor de las malvas, las jaras, el brezo, la tierra húmeda de los arroyos, las boñigas del ganado…un festín de olores para Grenuille. Bajo la umbría de los pinos segovianos el micro clima perfecto, el silencio roto indistintamente por el canto de un pájaro cu-cu (recordándonos sin éxito que «tempus fugit») o por el lejano bramido de algún «sultán» reclamando su derecho de pernada entre la espesura del monte.
La ruta la iniciamos junto a la ermita, rodando sin prisa. Rodamos y hablamos. Ya habrá tiempo de apretar los dientes cuesta arriba y cuesta abajo. Pronto nos sumergimos entre los pinares que disputan la frágil frontera con las colonias y urbanizaciones de San Rafael. Preciosas sendas de vaiven frente a preciosas casas unifamiliares que despiertan más de una envidia por la fortuna de vivir frente a tan privilegiado escenario. A medida que dejamos la civilización, el terreno se muestra más bello y por consiguiente menos accesible. Los caminos ya estrechos de por si, desaparecen por completo y dejan a merced de tu intuición dónde está el siguiente giro o el paso más apropiado. Me gusta esa sensación de explorador, como si nadie antes hubiera transitado aquellos lares. Abrirte paso donde no hay caminos limpios y pisoteados, sentir cómo crepitan las ramas secas esparcidas por el suelo o cómo se hunden tus ruedas en el mullido manto del bosque. No dura demasiado la sensación, pronto es remplazada por el vadeo de un riachuelo, o por las vistas que poco a poco van ganando altura.
Dejamos la protección del bosque para acercamos a la periferia de El Espinar. Rodamos por caminos de herradura, polvorientos, bajo un sol que nos castiga durante la subida por la pista de la Talanquera durante 6 kilómetros hasta cruzar una puerta que vuelve a traspasar la frontera imaginaria entre Castilla y Madrid.
Aquí comienza el premio que buscábamos desde que salimos del pueblo de San Rafael:
El Camino del Ingeniero.
Uno de los senderos más divertidos y legendarios de la Sierra. Llamado así porque fue abierto por los ingenieros que construyeron el primer túnel de Guadarrama, para transportar materiales, antes de que hiciesen el camino forestal final.
Nada más atravesar la cancela que sirve de frontera física entre ambas comunidades, iniciamos dos profundos descensos hasta tocar fondo donde discurre el Arroyo del Boquerón. Para mí gusto los dos tramos más más exigentes del camino. Dos pronunciadas bajadas muy divertidas y su consiguiente portea-bicis durante la subida entre pinares. Advertencia, es imposible subirlo dando pedales. Si no te gusta empujar tu bici hay alternativas. Pero te pierdes lo mejor del MTB.
A partir de aquí, 12 kilómetros de maravilloso disfrute. Senderos de alta montaña, constante sube-baja sin tregua, siempre entre grandes pinares, secos caudales de torrenteras, pronunciados barrancos con generosos balcones colgantes para disfrutar de las majestuosas vistas de la sierra. Eso si, sin perder de vista el estrecho sendero que zigzaguea delante de nosotros.
Un gustoso rompe piernas.
P.D: Los duendes del bosque enredaron en mi cámara y gran parte de las fotos salieron con un extraño efecto miniatura desenfocada. Afortunadamente, me dí cuenta a mitad el recorrido y algunas salieron decentemente.
Como siempre, para los que se leen la crónica completa,. (que por cierto luego me comentáis y que cada día sois más, aunque no lo decís…Ayyy payosss!!!!…qué os cuesta poner un me gusta o unas palabritas…Engaaa..jamematen!
El vídeoclip de la ruta con el último grupo musical que he descubierto KARUNESH . Me pareció perfecto para ambientar fondos boscosos o para hacer Reiki .
Vive Dios que me ha dolido en el alma suprimir cada minuto de los que graba mi amigo César porque son todos una delicia. Aún así, seleccionadas las escenas, filtradas y escrutadas de nuevo las restantes son..32 minutos de relajantes paisajes e hipnótica música.
Las fotos en Flickr y Google +.
https://plus.google.com/u/0/photos/108778589800478862189/albums/6157690487376029777
El traca-trak de la ruta:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=9850426
Un saludo Bikernautas.
Marter
Estupenda crónica, como siempre.
Sin duda una de las mejores zonas para disfrutar de nuestra afición.
Un abrazo.
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Gracias Carlos. Hoy ha sido uno de esos días en que he disfrutado como un enano de otra parte de esta zona.
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Por fin he podido disfrutar de la cronica junto con las fotos!
Qué bonita ruta!
Otra para apuntar en la lista de rutas que hay que hacer😉
Gracias por tu gran descripción.
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Gracias Nati por seguir dedicando tu tiempo del café a leer el blog. La ruta imprescindible hacerla, sobre todo ahora que aprietan los calores. Ya no tenéis excusa con esos pepinakos que habéis comprado.
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