Hacía ya más un verano que no nos juntábamos tantos para salir de ruta, por fin el domingo lo conseguimos. Mary, Nany, Nati, César, Paco, Júlio, Mostajo y el que relata las aventuras y desventuras de cada salida, nos citamos en el Puerto de Canencia. No puedo pasar por alto la compañía y ayuda inestimable de mi tocayo Ángel, que nos hizo de inmejorable lanzadera para llegar a los coches en lo alto del Puerto de Canencia tras finalizar la ruta. Un bravo por su paciencia. También quiero dar las gracias a Rocío, a Goyo y aquellos a los que tuvieron intención de venir, pero que obligaciones de última hora impidieron acudir a la cita. Gracias a todos por vuestra compañía, lo pasé genial. De verdad.
Y ahora llega lo más difícil, puesto que recordar todo lo que pasó durante esas 12 horas requiere de mucho disco duro en la memoria. Describir con exactitud esos preciosos paisajes precisa un dominio del lenguaje del que no dispongo y sintetizarlo todo en una escueta crónica que no os aburra se me antoja una ardua tarea. Como la edad no perdona, espero no saltarme ningún episodio importante de la jornada y si aún así, algo echáis en falta, disponéis de las fotos y el vídeo para completar mis cada vez más numerosas lagunas.
Nota: Como ha sido un día de película, el vídeo tiene formato de Cinemascope. Se recomienda verlo en pantalla extra-grande, cervezas y cubo de palomitas.
Madrugamos mucho, tenemos la misma filosofía de los Marines americanos: empezar pronto y terminar rápido para volver a casa sanos y salvos cuanto antes. La teoría la sabemos, pero la práctica es otra cosa. Llegamos pronto, pero lo hacemos para saludarnos y comentar cuánto tiempo hace que no nos vemos, distribuirnos en los coches, paramos a tomar café con porras antes de llegar al punto de encuentro. Y una vez allí, volvemos a saludarnos con aquellos que decidieron ir por otro lado, nos entregamos regalos, hacemos mecánica de última hora con las tijas, buscamos tornillos diminutos entre la hojarasca, practicamos lanzamientos de bolsas de herramientas, fotos del grupo antes de salir,etc… Total, que el despertador sonó a las 6:45 y empezamos a dar pedales a las 10:30 en dirección al Refugio del Hornillo. Grandes recuerdos de la última visita que hicimos a esta zona cubierta de nieve. Seguimos nuestro ascenso por un par de zetas más a la altura del Prado Toril, hasta llegar a la primera prueba importante de la mañana. Nos reagrupamos y tras un giro de 180º…..El Cortafuegos!!! El primero de los muchos que subiríamos y bajaríamos a lo largo de la mañana. Lo de subir es un decir, puesto que para subirlo montado has de provocar una fusión termonuclear en tu organismo al comerte con el café una porra gigante de uranio enriquecido. Así lo hizo César y así se los subió…. todos.
Este interminable cortafuegos nos deja frente a al Cancho del Águila, a los pies de las antenas de radio y el vértice geodésico de La Perdiguera a 1866m. Hasta allí subimos, con gran alborozo de un grupo de niños que esperaban arriba. Sin duda, merece la pena el sofocón para contemplar las impresionantes vistas y un enigmático mensaje escrito en el cemento por alguien amargado de la vida: «Cables de acero para degollar». Sin duda este buen hombre necesita mucha ayuda profesional. Comenzamos el ritual de cada una de nuestras paradas. Exclamaciones aquí y allá, fotos a contraluz, vídeos, fotos cara al sol..ejem,ejem,. no confundir conciertas ideologías, fotos por colores del casco, fotos ordenados de mayor a menor….las combinaciones son infinitas. Y por fin alguien exclama: Vámonos, esto me cuesta el divorcio! Todos a una, menos Paco, que sigue con su reportaje multimedia, reanudamos la marcha en veloces descensos por las pistas del cortafuegos hacia El Collado del Hontanar, pasando junto a los puestos de cazadores apostados y camuflados frente al pinar mientras disparaban a qué?….al aire?
Giramos a la izquierda y una pista con mejor firme nos lleva raudos al momento más hilarante del día. La Majada del Cojo. Paramos a avituallarnos y gastar alguna trastada. Muchas risas. Seguimos, ahora toca volver a subir. Pasamos un pinar y nuevos cortafuegos nos llevan al Espartal. Otro de los grandes momentos del día. Las vistas desde su masificado geodésico a 1.730 m. son espectaculares. Desde aquí vemos el Embalse de Pinilla, Lozoya y al frente cinco km. con las suaves y onduladas praderas de color dorado que nos aguardan.
Que gozada bajar desde aquí, serpenteando entre las brañas, buscando los pasos hasta llegar a los prados, espantando bueyes y esquivando vacas bravas con cría. Nuevos repechos entre cerro y cerro con sus correspondientes bajadas.
Unas muy veloces por pista y otras muy divertidas e improvisadas hasta acabar en Canencia. Parada y fonda. Una vez más agotamos el tiempo adjudicado de bonobici y hay un toque de retirada parcial. Los que quedamos celebramos una fiesta de cumpleaños improvisada en el bar del primo de Del Bosque, que si uno es tranquilo, el otro más. Luego continuamos en un restaurante llamado La Borrachería, muy apropiado para la mujer que nos lo recomendó, puesto que arrastraba las palabras como si estuviese bastante ebria. Allí estuvimos bien, muy rico todo, pero tan lentos como el primo de Del Bosque. Eso si, tuvimos tarta-donuts de cumpleaños con velas y canción incluída.
Ruta 5 estrellas
El track incompleto en wikiloc. Desde Canencia hasta el Puerto, tan solo resta subir por carretera o por la Senda Rastafari si no has tenido suficiente desnivel.
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=15040729
Las fotos en Flickr:
El Vídeo
Saludos Bikernautas.
Marter
Un reencuentro inolvidable. Que bien lo pasamos!!
Genial las fotos y el vídeo!!
Las subidas por los cortafuegos y las bajadas muy divertidas, no pude controlarme en una bajada y lanze mi grito de guerra.. .IHAAAAAAA😜
Gracias por este día inolvidable.
Un abrazo y un beso
Nati ( ruca)
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Gracias por la tarta-donuts!
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Gran ruta la vivida, una de las grandes para recordar la crónica y el reportaje de cine.Muchas gracias maestro
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Unos exteriores de cine y unos protagonistas de lujo. Resultado, un reportaje en Cinemascope.
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