La primera crónica de esta nueva categoría llamada Grandes Escapadas, te la dedico a ti, mi fiel compañera en el viaje de la vida. Nadie sabe la suerte que tengo de compartir esta afición contigo. Me ha encantado el fin de semana que nos regalamos para ser novios de nuevo.
Si tu ruta comienza en la misma puerta del hotel donde te alojas, que ostenta el más que apropiado nombre de Porta Coeli ( Las Puertas del Cielo), un inmejorable balcón frente al valle de Las Batuecas.
Si has de echar a suertes, cuál de los numerosos caminos que parten a diestro y siniestro desde su puerta de entrada prefieres tomar, para internarte en el Bosque de los Espejos o El Bosque de las Raíces o en El camino Lunar…
Si un mar de espesa niebla invade el valle hasta donde la vista alcanza. Si entre sus brumas emergen, a modo de perdidos islotes, las montañas más altas de la comarca, destacando entre todas ellas La Peña de Francia con 1.727 y cuyo santuario, en su cima, será objetivo principal de nuestro viaje.
Si atraviesas pueblos en los que parece haberse detenido el tiempo…No cabe duda, estás en La Sierra de Francia. Reserva Natural de la Biosfera.
Sabíamos de la riqueza paisajística de esta tierra, pero desconocíamos la variedad de alternativas que podría ofrecernos para recorrerla sobre nuestras bicis, por desconocimiento y también por falta de información en cuanto a oferta cicloturista. Nosotros pensábamos iniciar nuestra ruta en la vecina localidad de San Martín del Castañar, descendiendo los 4 kilómetros por carretera desde el hotel hasta allí. Sin embargo, su propietario nos sugirió llegar a San Martín bajando por uno de los caminos que desembocan en el itinerario del bosque de los Espejos, segunda de las rutas que teníamos prevista durante el fin de semana. Nos pareció buena opción, y seguimos su consejo, puesto que así matábamos dos pájaros de un tiro y dejábamos libre el día siguiente para realizar otra excursión por el Camino de las Raíces o como pude comprobar in situ al día siguiente, desde las alturas, un par de rutas de descenso con una pintaza increíble. La primera circular por el GR-10 E7 desde la Peña de Francia a la altura del Paso de los Lobos hasta Monsagro, siguiendo el valle del río Agadón o bien desde Ruta desde la Peña hasta El Maillo. Ambas rutas guardo en mi recámara para futuras visitas.
El comienzo es un espectáculo inolvidable, desde el minuto 1. Empiezas bajando por una pista amplia, tapizada totalmente de hojarasca que en ocasiones puede ocultar piedras y ramas, has de mantener la concentración. Los árboles desprovistos de sus hojas, te permiten ver la niebla que cubre el valle hacia el que nos dirigimos y que irá proporcionando al bosque un aspecto más y más fantasmagórico a medida que nos internamos en él. Tras el primer kilómetro de bajada, en la bifurcación, debimos tomar el camino de la izquierda. Nosotros seguimos un camino sin salida que atraviesa una colmena de abejas que en épocas de recolección podrá ser un tanto peligroso transitarlo. Desde este punto sin retorno, se intuye una pequeña senda que sigue bajando bosque abajo, posiblemente abandonada y en desuso. La senda en cuestión desaparece a los pocos metros y una vez metido en ella, tan solo te queda la opción de bajar otro kilómetro a través de un empinado y tupido bosque, sorteando ramas, troncos y vegetación.
Finalmente, en medio de las brumas del bosque, nos topamos con el arco de una puerta de alambre forjado. La cruzamos y descendimos unos escalones como si de una puerta espacio-temporal se tratara, llegando al camino denominado como la Senda de los Espejos.
Durante 3,5 Km.volvemos a rodar por una amplia «autopista» asfaltada de follaje, introduciéndonos de vez en cuando en fantásticos tubos de vegetación y pequeñas fincas hasta llegar a la civilización de San Martín del Castañar, que conserva su típica arqutectura serrana con sus fachadas entramadas de madera.
Abandonamos el pueblo tras cruzar un bonito puente romano y comenzamos una subida de unos 4 Km. hasta alcanzar un solitario y neblinoso páramo, exigente en el esfuerzo por mantener el equilibrio al pedalear, plagado de rocas plutónicas que dificultaban la marcha. Sobresaltados de repente, tras el alboroto del gruir de una pareja de grullas o cigüeñas negras, siluetas que nos sobrevolaban a la luz mortecina que filtraba la niebla, apurándonos con sus vuelos rasos para abandonar su zona de cría. Me recordaba por momentos escenas de la película «Un hombre lobo americano en Londres», dirigida por John Landis. Esta parte del track es la más técnica, pero también es la más divertida, puesto que tras esta estepa rocosa, circulamos por estrechas sendas plagadas de piedras y escalones, bosques de robles y encinas y el rebollar más meridional de la Península. Aproximadamente dos kilómetros de terreno descendente hasta alcanzar el río Francia.
La Alberca se encuentra a escasos 4 Km. de aquí, pero el terreno es un fuerte desnivel, sembrado de grandes piedras, caídas de sus desmoronadas tapias tras años de abandono. Imposible montar aquí, no queda otra que empujar la bici hasta arriba.
Recuperada la horizontalidad, nos adentramos entre las tapias y callejas de las fincas, la mayoría de ellas abandonadas y devoradas por la vegetación.
El pueblo medieval de La Alberca, tan animado durante el día y casi fantasmagórico por la noche, sorprende por la estrechez de sus calles y variedad de rincones, en los que resalta una arquitectura popular levantada a base de piedras y geométricos entramados de madera perfectamente conservada. Su eje central es sin duda la Plaza, presidida por un Crucero, sus fachadas recorridas por dos series de balcones, con la luz de la cal, con sus soportales e hileras de columnas graníticas.
Tras abandonar sus concurridas calles rumbo al final de nuestro destino, nos encontramos la desagradable sorpresa de un cartel que anunciaba una montería y prohibía el paso desde ese punto. Una vez más entraban en conflicto los intereses de cazadores y ciclistas, y van ya no se cuántas veces. He de dejar constancia que en la oficina de turismo pregunté expresamente por el itinerario que debía seguir en esta zona para llegar a la Peña y no me comentaron en ningún momento que los pasos estuvieran cerrados por monterías en la zona. Descoordinación? Pienso que una zona tan turística como es esta, a nivel de senderismo y turismo rural, debería informar con antelación de este tipo de situaciones en sus páginas web y por supuesto en sus oficinas de turismo. Dicho esto, no tuvimos más remedio que darnos la vuelta y dejar la subida a la Peña para el día siguiente. Esto nos trastocaba todos los planes.
Descansamos bien esa noche. La jornada anterior, aunque más corta de lo que esperábamos, nos había pasado factura por los desniveles y los empujabikes que tuvimos durante todo el día y acabamos destruidos.
A la mañana siguiente, desayunamos con las impresionantes vistas de la Sierra en una mañana clara y soleada. Nada que ver con el amanecer del día anterior. Decidimos no arriesgar nuevos encuentros con cazadores y acercarnos hasta la base de la Peña de Francia con el coche, subir por la carretera con la bici, bajar por el Via Crucis y vuelta para Madrid. La subida por carretera se hace muy fácil, a pesar de pasar de los 1.155m. hasta los 1.723 m. en 10 Km. El tráfico rodado es alto, especialmente durante un puente tan largo como este. Las vistas desde arriba son espectaculares. Y el descenso por el Via Crucis es…decepcionantemente corto. Pero bueno, la ascensión me ha servido para observar de cerca las posibilidades que tiene esta zona y comprobar que hay itinerarios no reflejados en Wikiloc, que tienen un gran potencial sobre todo en otoño, cuando aún no han caído los colores al suelo.
Todas las fotos en Flickr:
El track en Wikiloc:
https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=15743062
Los Vídeos en Vimeo:
La Primera Parte.
La Segunda Parte:
Saludos Bikernautas
Marter
Qué sitio más bonito, espectacular!
Muy buena la crónica y el vídeo.
Me ha entretenido la merienda😉
Un abrazo
Nati
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Guarda algo del bocata para cuando suba la segunda parte del vídeo. Gracias por entretenerte. ; )
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