La más conocida aquella que cuenta que el puente costó tantas monedas de oro como piedras se necesitaron para su construcción, treinta mil. El cardenal, ante la incredulidad de que dispusiera de semejante fortuna, iba lanzando monedas al río mientras decía: -ahí podría ir una pilastra, ahí otra y otra….etc. También cuentan que ante las quejas que recibía, por lo costoso que sería llevar las piedras necesarias para la construcción, el amenazó con llevarlas desde Roma si era necesario. Huelga decir que se acabaron las protestas ante tal amenaza.
Otra historia, por aquí pasó en enero del año 1878 el capitán Paul Boyton (1848-1924), un personaje histórico, amigo del escritor Julio Verne y que en su tiempo copó las páginas de los principales periódicos norteamericanos. Su historia está en los libros, y también en ‘Desde mi chajurdo’, el blog del biólogo y director del Parque Natural de Cornalvo, Atanasio Fernández García, que relata con todo lujo de detalles las aventuras del bautizado como ‘hombre rana’. Ataviado con el ‘Merriman’, un traje de caucho vulcanizado que le permitía flotar en el agua, Boyton, estadounidense de origen irlandés que luchó en la Guerra de Secesión, en la Franco-Prusiana y en la del Pacífico, logró cruzar flotando ríos como el Mississippi, el Hudson, el Danubio, el Tíber o el Tajo. Entre los sitios donde las pasó canutas está el Salto del Gitano.En su aventura por el Tajo hasta Lisboa -llegó a la capital lusa tras superar más de 700 kilómetros en 18 días-, el capitán pasó por Monfragüe, que entonces estaba cruzado por aguas menos reposadas que las de ahora.
Pero la leyenda que da nombre al lugar asegura que fue un gitano, que tras atracar a dos mercaderes, al verse acorralado por la Guardia Civil, saltó de piedra en piedra escapando y burlándose de ellos. Incluso una de las rocas parece la figura de un guardia civil con su tricornio.
El alcaide moro que gobernaba el castillo de Monfragüe tenía una hija bellísima, de nombre Noeima. Estando el castillo sitiado por caballeros cristianos, se enamoró perdidamente de uno de ellos con el que se veía a escondidas utilizando un pasadizo secreto que llevaba al corazón del castillo. El cristiano reveló a sus compañeros la existencia de ese pasadizo y a través de él, una noche tomaron el castillo por sorpresa. Noeima y su padre consiguieron huir, pero el alcaide condenó a su hija a estar encerrada toda su vida y además formuló una maldición contra ella: Permanecería durante toda la eternidad en el cerro, en castigo por su traición.Dicen que, todavía hoy, en las noches de tormenta se ve al espíritu de Noeima vagando por el monte y llorando. Sus lágrimas, al tocar el suelo, se convierten en perlas. Y en su frente brilla una estrella negra, símbolo de su traición.
Otra, nos cuenta la historia del hijo de Florinda La Cava, deshonrada por el rey godo Don Rodrigo que acecha y secuestra en las ruinas del castillo a los muchachos con intención de formar un ejército con el que recuperar el reino de sus mayores….
O la historia de Zaida, que huyó de Toledo por el Rio Tajo en una endeble barca, que naufragó al llegar a este paraje. Sobrevivió, pero estaba perdida y desaparecida. Su amado, el rey Alfonso VI la seguía y la buscaba desesperadamente….
…..y tantas y tantas, que gustaría recopilarlas todas y escribirlas en esta crónica, pero me extendería demasiado.
Y por fin llegamos a la parte más divertida y bonita de la jornada. La que de verdad hizo que mereciera la pena cargar nuestras bicis a la espalda, que por algo nos gusta el lado oscuro, o de umbría en este caso ; )
El sendero es una verdadera delicia. Dos kilómetros con un desnivel vertical de 234 m. de vegetación exuberante que la umbría ofrece. Madroños, labiérnagos, brezos, durillos, alcornoques, quejigos y arces. Comienza tras el arco de piedra junto a la pequeña ermita, con pasarelas de madera con curvas muy cerradas y escalones un tanto empinados que nos obliga a echar el pie a tierra en varias ocasiones. El color verde intenso lo satura todo, los árboles se cierran creando tubos de vegetación. De sus ramas penden los líquenes que denotan contaminación cero. El piso es compacto y con buen agarre, todos los tramos están muy cuidados con escalones y muretes de piedra. Abajo te espera el río. No quieres que se acabe nunca. Pero todo llega a su fin y en este caso son unos escalones a la altura de la fuente los que anuncian el final de tanto gozo. De regreso al centro desde donde iniciamos nuestra ruta, no puedo evitar mirar hacia atrás en varias ocasiones, intento asegurarme de que hemos bajado por esa montaña que está a mi espalda. Allí está la silueta del castillo sobresaliendo de la montaña. Impagable momento.
https://es.wikiloc.com/rutas-mountain-bike/villarreal-de-san-carlos-ruta-roja-parque-natural-de-monfrague-salto-del-gitano-bajada-del-castillo-16811226 Deberían revisar la calificación de las rutas que ofrecen a los ciclistas para evitar situaciones incómodas y peligrosas.Las fotos en Flickr:
https://www.flickr.com/gp/129018704@N02/434K2t
El vídeo en Vimeo:
Saludos Bikernautas.
Marter
Deja una respuesta