Por sus puertos y colladas pasaron gentes de los valles norteños, especialmente de Cabuérniga, camino de las tierras de Castilla tras el inicio de la Reconquista. Los reyes concedieron tierras a los pobladores que ocuparon la franja deshabitada del norte del Duero tras el retroceso musulmán hacia el sur. Conocidos en Cantabria como Foramontanos, algunos se establecieron cerca de estas cumbres, en su ladera sur. Un noble, Munio Núñez y su mujer Argilio, fundaron la villa de Brannia Ossaria, Brañosera, y posteriormente, el 13 de octubre del año 824, concedieron a sus súbditos los privilegios que recogía la Carta Puebla y que resultaría el auténtico germen de los actuales ayuntamientos.
Reanudamos nuestro viaje mientras nos salen al encuentro tres grandes y ruidosos perros, protegidos por grandes collares de púas que nos da una idea de a qué tipo de enemigos han de enfrentarse para proteger al ganado. Afortunadamente tan solo ladran y nos dejan seguir nuestro camino. El Camino de la Guerra.
Un largo y rectilíneo camino a media ladera se divisa desde nuestra posición. Por toda la crestería de cumbres donde soplan todos los vientos, los frescos en verano y gélidos en invierno, son todavía visibles los restos de construcciones, trincheras, muretes y casamatas -“racionalmente situadas y perfectamente construidas”- que formaron la línea del frente -“que bien defendida, será inexpugnable”- de la 54 División, al mando de Navamuel, y la División 56, al mando de Buzón, del XV y XVI Cuerpo de Ejército, respectivamente, que dirigía el General Gámir del Ejercito Popular Republicano. Para abastecer y equipar ese numeroso ejercito aquí apostado construyeron –o ampliaron- un camino que recorre la sierra por la ladera norte, protegido de la visión y el fuego enemigo, que hoy se conoce como “Camino de la Guerra” y proporciona un magnifico acceso para disfrutar de un recorrido por la Sierra de Híjar, sus espectaculares vistas sobre Castilla y Cantabria y, cómo no, recrearse en lo aquí descrito.
Fue exactamente aquí, en estas montañas, junto con la línea del frente de la Lora, que defendía el acceso a Santander por Reinosa, donde se desencadenó, el 14 de agosto de 1937, el ataque del General Dávila, del ejército sublevado, con la I, IV y V Brigada de Navarra y la II Brigada de Castilla al mando de Bastico, Ferrer y Solchaga, iniciándose la derrota del Ejercito del Norte y la posterior toma de la ciudad de Santander.
En Peña Astia, nos asomamos al collado del Refugio del Golobar. Desde aquí arriba se advierte el seductor Arroyo del Canal que me llevaría en una bajada muy endurera desde los 2.039m hasta Barruelo de Santullán a 1.060m pasando por Brañosera y la Senda Pedrosa. Otro día será. Hoy tocaba rematar el asalto al Torreón.
Último porteo hasta coronar el imposible Sestil Alto y por fin llegamos a nuestro destino: El Torreón.
Desde la privilegiada atalaya encima de las praderías del Sel de la Fuente, obtendremos una inmejorable panorámica de las altas cumbres de la Montaña Palentina: Hacia el suroeste Peña Redonda (1996 m.) y la Sierra de Brezo y de la Peña. Hacia el oeste Curavacas (2524 m.), Peña Prieta (2539 m.) y Espigüete (2451 m.). Al noroeste Picos de Europa. Frente a nosotros la Sierra de Peña Labra (2029 m.), con Tres Mares (2171 m.), el Cuchillón (2174 m.) y el Cueto Mañín (2122 m.), tras los que se está la estación de esquí de Alto Campoo y el valle de Suso, ya en Cantabria.
Que buena crónica, se lee muy bien, te entretiene. El vídeo muy chulo, que vistas.
Me encanta el restaurante😍
Gracias por describir las rutas tan chulas que os hacéis. Así se pasa mejor el calor de Madrid😉
Un abrazo y un beso
Naty
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Gracias Naty. Esta es una de las rutas que más me han impresionado por las fantásticas vistas que se tiene de toda la Montaña Palentina y Picos de Europa. Te envío desde aquí un soplo de aire fresco para mitigar los calores de Madrid. Besos.
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