Saludos Bikernautas:
Para Andrew Taylor, el ciclismo de montaña no es solo un deporte. Es una forma de vida y una excusa perfecta para viajar. Después de convertir un viejo autobús escolar en una furgoneta camper, salió a la carretera para una aventura y encontrar el free ride perfecto en Alaska.
Un relato by Andrew Bisharat
Llevar su bicicleta de montaña a las grandes montañas de Alaska fue el sueño de Andrew cuando era niño. Sin embargo, Alaska está a casi 5,000 kilómetros de su hogar en Santa Cruz, California. Así es como comenzó la idea de un viaje por carretera único. Andrew compró un viejo autobús escolar amarillo de casi siete metros de largo por $ 2,000. Fue perfecto.
Instaló suelo de madera, una cama, una cocina y paneles solares en el techo. El amigo de Andrew construyó un bastidor de bicicleta personalizado que podía contener seis bicicletas de montaña, una motocicleta y una parrilla de barbacoa. Otro amigo pintó un mural personalizado que envolvía el exterior. Andrew tenía solo una cosa que hacer. «Dejé una dulce barba», dice. «¡Si vas a Alaska, necesitas una barba dulce!»
«Me encanta la libertad que el ciclismo de montaña me da», dice Taylor, ahora de 28 años. Ha estado compitiendo en competiciones de bicicleta de montaña desde que era un adolescente y espera algún día ver el ciclismo de montaña en los Juegos Olímpicos. ¿Qué es lo que más ama? «Poder explorar en mi bicicleta y bombardear colinas dulces».
Creo que fue la exploración más que he hecho en mi bicicleta. Simplemente estar fuera durante días y días, en el medio de la nada. En cierto sentido, fue la mejor experiencia.
Andrew Taylor
Los riders locales vieron el autobús escolar convertido de Andrew en las redes sociales y comenzaron a comunicarse. «La gente me contactaba y me decía que debería pasar por aquí», dice Andrew. «Fue realmente genial. Es así como conocí a algunas personas diferentes en el camino «. Su primera parada fue conocer a algunos amigos en línea para andar en bicicleta en el condado de Humboldt, en el norte de California. El siguiente fue Ashland, Oregon; luego a Whistler, en Columbia Británica, Canadá, donde Andrew compitió en la competencia de ciclismo de montaña Crankworx.
Farwell Canyon, al norte de Whistler, hizo volar a Taylor y se convirtió en su punto de parada favorito en el viaje. «Tuviste que caminar dos horas hasta la cima de las crestas, luego bajar hacia este gran río». El siguiente paso: el gran avance sobre el Yukón. «Esta es la parte que más me entusiasmó», dice Andrew. Tres días completos de conducción a través de la tundra se produjeron. Su única parada fue el famoso Liard Hot Springs.
Por ahora, sin embargo, Andrew estaba ansioso, ¡necesitaba hacer ciclismo! Justo a tiempo, cruzó la frontera de Alaska y condujo primero a Healy, a la entrada del Parque Nacional Denali. Encontrar el freeride perfecto no sería fácil con mucho terreno inexplorado. Andrew montó durante 12 horas al día, buscando nuevos terrenos. «Creo que fue la mayor exploración que he hecho en mi bicicleta», dijo. «Simplemente estar fuera durante días y días, en el medio de la nada». En cierto sentido, fue la mejor experiencia «
A su alrededor había cielos abiertos y vistas perfectas de Denali y más allá. Finalmente, llegó a una cresta interminable y una cara abierta: la elección de dónde caer era suya y solo. Esto era para lo que Andrew había manejado 5.000 kilómetros. Sintió esa energía excitada justo antes de inclinar el manubrio sobre el borde. El aire era tan fresco, limpio y fresco como cualquiera que hubiera respirado. Estaba lleno de gratitud y psique. Ahora todo lo que quedaba era simplemente bombardear cuesta abajo.
«Fue uno de esos momentos en los que fue como, ‘Sí, esto es una locura'». él dijo. HOGAR … PERO NO DURANTE MUCHO TIEMPO. Después de seis semanas en el camino, Andrew, agotado, regresó a California. Sin embargo, la relajación no duró mucho. Ahora él ya está planeando su próximo viaje en bicicleta de montaña. «Originalmente, el mural en el autobús es de montañas, representando a Alaska. Pero se envuelve en el otro lado y se convierte en un desierto. Y a eso es a donde quiero ir ahora. Conduzca hacia el sur, baje hasta Baja, México, y practique surf y equitación también «.
Donde sea que vaya después, la avalancha de bombardeos cuesta abajo, encontrando nuevos amigos y encontrando el freeride perfecto permanece.
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Marter
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E-Bikernautas 
Me he quedado sin palabras.UFF UFF
Las lagrimas se me han soltado de ver tal belleza para rodar.
QUIERO IIIIIIIRRRRRR
Gracias por compartir esta maravilla en tu blog.
Un abrazo
Naty
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Pues ahora anda por el hemisferio sur. Sudamérica y desiertos
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Que pasada!!!
Prefiero los bosques , pero seguro que rodar por el desierto tendrá su encanto…..
Pues veremos el próximo vídeo, para que se nos pongan los dientes largos.
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