Saludos Bikernautas:
No recuerdo ninguna ruta en la que haya disfrutado más subiendo que bajando. En esta del Canal Juncal si.
El vídeo de la ruta :
Lo primero que llama la atención al llegar al Valle de Guriezo es la frenética actividad deportiva que nos encontramos en sus pueblos. Ciclistas, runners y senderistas se suceden a diestro y siniestro, en un ir y venir interminable por sus caminos y vías ciclistas. Tampoco son ajenos a este trajín sus ríos, donde vemos algunas piraguas, y muy cerca…el mar y todo lo que eso conlleva. También es cierto que el verano ayuda, pero da gusto ver pueblos tan volcados con el deporte outdoor.
La ruta que hoy relatamos es como una buena película. Una ruta que al finalizar, te hace pensar, recordar y comentar durante un buen rato los momentos que has vivido y las sensaciones que has experimentado. Unos caminos sorprendentes desde el primer minuto, variadas localizaciones, buena fotografía y la correspondiente dosis de acción, aventura. riesgo y emoción.
Sin embargo, como todas las buenas películas necesitan un final apoteósico e inesperado, a la altura de las expectativas creadas para ser consideradas como obras maestras. El final de esta película/ruta, bajando por pistas, decepciona un poco y nos deja un cierto sabor amargo. De repente, aparece un final alternativo con baño y atracón de pizza y cerveza en la playa nos devuelve la sonrisa y el estado de felicidad en el que estuvimos inmersos durante esta preciosa película/ruta. Con este final nos quedamos.
En esta ocasión, la descripción de la ruta la tomo prestada del periódico El Correo, que la detalla fabulosamente.
No se aprecia desde el espacio como la Gran Muralla china pero sí es visible en las imágenes de alta resolución de Google Earth. Se trata de una construcción de más de 6 kilómetros de longitud que se cuelga sobre una montaña calcárea de gran belleza. El hombre levantó este canal de hormigón, de un metro de profundidad y 1,5 de anchura, en 1930 para abastecer al embalse del Juncal (Cantabria). Ciclar por sus entrañas, conducir nuestra bicicleta por este cajón pétreo, será el mayor atractivo de la ruta que hoy os proponemos. Pero, ojo, no será el único momento divertido y especial. La subida a este embalse resulta agradable y espléndida, al igual que pedalear por los bosques del cercano Parque Natural de Armañón.
Si te vas a lanzar a la aventura con nosotros te convendrá saber de antemano que esta excursión es recomendable únicamente en verano. Durante el otoño y la primavera y, sobre todo en invierno, la acequia baja con un palmo de agua, una cantidad no excesiva pero suficiente para mojarte los pies y arruinarte la experiencia.
La jornada arranca en el barrio El Puente de Guriezo, que se ubica entre Castro y Laredo, a unos 35 minutos en coche de Bilbao. Atravesamos un puente y giramos a la izquierda para coger el camino que serpentea junto a la margen izquierda del río Agüera. Aprovechamos estos primeros metros llanos para calentar nuestras piernas. Disfrutamos también de una senda que, en principio, es llevadera. Sólo alguna zona de piedras pone un puntito de dificultad técnica a nuestra singladura.
Nos adentramos pronto en uno de los barrios rurales de Guriezo. Huele a pueblo, a ganado, a hierba recién cortada… Tras varios giros y virajes llegamos a una hermosa bolera en Trebuesto. El recinto deportivo marca casi el inicio de nuestra primera ascensión (kilómetro 3). La subida al pantano, que se encuentra a unos 550 metros de altitud, dentro del macizo de Los Jorrios, resulta asequible. No tiene grandes porcentajes pero es larga.
Tranquilos y con calma disfrutamos de unas primeras rampas que discurren por asfalto, entre granjas de vacas y explotaciones madereras. Pronto nos percatamos de que la subida al Juncal es especial.
En un collado (kilómetro 6) aparece frente a nosotros una pequeña central eléctrica y una misteriosa acequia sobre la que pastan dos caballos. Y muy cerca hay también una charca de mediano tamaño. Se supone que el agua cae desde el canal para producir electricidad, aunque todo esto se lo imagina el ciclista porque no parece que funcione. Puede ser porque estamos en la etapa del estío y hace tiempo que no llueve con fuerza.
Proseguimos la marcha, con la acequia siempre a nuestra izquierda. La humedad ha generado un denso bosque de ribera a nuestro alrededor. Pero llegando a una caseta, el paisaje cambia. Dejamos los canales y comenzamos a subir ahora por una zona más empinada. De pronto, el monte pierde sus árboles, que dejan paso a los tojos y las argomas.
El matorral y el monte bajo nos permite disfrutar de unas vistas increíbles hacia el mar cantábrico. Se ve el macizo de Candina, con su colonia costera de buitres leonados, una población casi única en Europa. No es frecuente que las carroñeras se asomen al mar porque las condiciones de vuelo son más complicadas, aunque en este rincón del litoral sí se aventuran a volar.
También divisamos la formación rocosa que se conoce como ballena de Sonabia. Ya sólo nos quedan un par de kilómetros para llegar al embalse, que aparece después de un pequeño descenso (km 11). El lugar es idílico: un ‘plateau’ ocupado por pastizales y por el agua, con un único bosque de eucaliptos en su lado más oriental.
Atravesamos por la presa, no sin antes tomar un par de fotografías. Tras atravesar el eucaliptal viramos bruscamente para enfrentarnos al plato fuerte del día. Cogemos nuestra bici en brazos y bajamos al canal del Juncal. Pedalear por su interior resulta sencillo, sólo hay algún pequeño charco. Poco a poco le vamos cogiendo gusto a la sensación de estar viendo un enorme valle a nuestros pies mientras avanzamos impulsando nuestras ruedas por esta especie de trinchera.
Las vistas son espectaculares: un macizo kárstico justo frente a nosotros y unas laderas casi vírgenes en los montes que modelan este enclave, a caballo entre Cantabria y Bizkaia.
Tras pedalear un par de kilómetros nos encontramos con el primero de los cinco o seis túneles que jalonan el canal. Son muy cortos por lo que aún hay luminosidad en su interior. Pero es necesario desmontarse en alguna de las galerías para no golpearnos con la cabeza contra el techo (doy fe). En principio parecen muy seguras. No tiene pinta de que se pueda producir desprendimiento alguno.
Tras unos 6 kilómetros, el canal se sacude de su piel de hormigón y se adentra en un denso bosque. Su caudal crece. Pedaleamos ahora junto al curso de agua (tiene un palmo de profundidad). A nuestro paso, las ranas saltan al líquido elemento. Curiosa sinfonía la que producen estos anfibios en su huida. Avanzamos despacio puesto que el camino es estrecho y no conviene acelerar. Estamos ya en la zona del Parque Natural de Armañón, con imponentes árboles, principalmente robles.
La masa boscosa termina unos pocos kilómetros más adelante, justo cuando El Juncal aparece frente a nosotros, a un par de kilómetros de distancia, después de que hayamos dado un importante rodeo a través de las montañas.
La parte final de la ruta nos llevará hacia la Ermita de Las Nieves, un paraje sagrado para los habitantes de esta zona de Cantabria. El templo se erige en lo alto de una montaña de difícil acceso. Por instantes el ciclista se imagina que se encuentra en el Tirol o en un país de cuento, porque parece imposible que el hombre haya podido construir algo en lo alto de ese pétreo montículo.
No subimos hasta la cumbre porque el camino no es ciclable, pero no nos quedamos muy lejos. Pronto iniciamos el descenso tras atravesar una estructura de hormigón que sirve a los excursionistas para tomar el sol. La bajada es muy técnica en sus primeros metros al tratarse de un antiguo circuito de DH con plataformas para volar las pistas de lado a lado. Sólo los más hábiles podrán afrontar este tramo montados. En seguida encontramos una pista ancha, de buen piso y rápida que nos llevará a las pedanías de Laderal y Adino. En el camino podremos observar la antigua fábrica de chorizos de Guriezo, que dio empleo durante décadas a muchos de los lugareños. Después de 30 kilómetros acabamos nuestra ruta en el mismo punto desde donde habíamos partido. (En nuestro caso llegamos hasta la playa de Oriñón a unos siete kilómetros de donde finalizamos la ruta.
El track en Wikiloc:
https://es.wikiloc.com/rutas-mountain-bike/canal-juncal-27771570
Las fotos en Flickr:
La música :
The Exploding Boy
Marter
Jajaja qué buena introducción!
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Siii..Momento relax!
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También se puede disfrutar subiendo, di que si!
Menudas rutas te sacas de la manga, otra que apuntar en la agenda para hacer algún día (demasiadas ya jejeje).
Saludos!
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Santi, esta es de las muy recomendables. Eso si, si vas, asegúrate de que el tramo del corrimiento de tierras está arreglado porque es muy peligroso.
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Yo odio subir. Pero como no me queda más remedio….😂
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Hay pocas rutas tan variadas como esta. No dejas de sorprenderme en la elección.
Una vez más la música es muy acertada y el vídeo deja patente lo espectacular de esta zona de Cantabria, que es apenas una miaja de lo que nos faltará por descubrir.
El final con el baño en la playa no tiene precio.
PD: Cuando te digo que no me grabes comiendo…..¿Qué es lo que no entiendes exactamente? 😉
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No te grabé comiendo desaforadamente pizza en la playa. 😂
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