Saludos E-bikernautas
Estaba anunciada, así que nadie puede decir que no se esperaba a Filomena.
También es cierto que nadie puede prever algo que nunca antes había sucedido. Cincuenta años son demasiados para tener memoria histórica cuando nos cuesta trabajo recordar lo que ocurrió días antes.
Yo paso de largo esos cincuenta años y sí que recuerdo las nevadas de mi niñez en la montaña palentina donde me crié. Inviernos interminables, incomunicados durante varios días, de temperaturas extremas y unas condiciones tremendamente precarias en cuanto a comunicaciones y calefacción.
Sin embargo, y a pesar de la precariedad de la situación, todos mis recuerdos son de lo más felices. Recuerdo a mi padre abriendo túneles en al puerta de casa para poder salir a la calle. Recuerdo enormes neveros que llegaban hasta la ventana del primer piso. A mi madre atizando el fuego con astillas y carbón en la cocina económica. Nombre un tanto confuso, que proviene del ahorro que supuso confinar el fuego en una cámara construida con ladrillos, que calentaba una superficie de metal donde poder cocinar alimentos. Junto al fuego estaba la trébede, una repisa de ladrillos y azulejos que guardaba el calor, donde nos sentábamos mis hermanos y yo durante horas a mirar por la ventana cómo caían los copos, -grandes como sábanas- decía mi madre. Recuerdo los cortes de luz de tardes y noches enteras, sin televisión, ni teléfonos, alumbrados con velas, jugando a las cartas o contando historias. Recuerdo el olor de las sopas de ajo y los torreznos caseros asados al fuego, las castañas asadas en el horno a la vez que calentábamos nuestros pies en estado de congelación, tras un día completo de juegos en la nieve. Recuerdo los juegos con mis primos, los trineos que hacíamos con el capó de un Citröen 2CV, los esquies con unas cuerdas y los travesaños de una cama. Recuerdo mis primeras botas altas de nieve, impermeables y ajustables bajo la rodilla, para que no se colara la nieve por las pantorrillas. El olor del interior de mis nuevos guantes de esquiar al quitármelos. Eran geniales.
Estábamos habituados a aquel clima y lo afrontábamos con normalidad. Lo sucedido estos días en Madrid ha sido algo excepcional, quizá propiciado por el menospreciado cambio climático. Veremos si este tipo de nevadas comienza a hacerse habitual, como ya lo son las inundaciones en la costa levantina.
Os dejo el vídeo con un toque setentero de un recorrido con las bicis por las calles más emblemáticas del centro de Madrid.
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Marter
Fotos y vídeo inéditos👌
Quién os iba a decir que César y tú ibais a salir en la tele en 2021 montando en bici eléctrica por el centro de Madrid lleno de nieve. Vaya con la Filomena 🤦🏻♀️
Por cierto … la crónica está muy bien narrada, me trae muuuuuchos recuerdos 😍
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Creo que pasados 50 años, es historia.
Así que podría escribir un libro de
historias🤪
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