Algunos historiadores relacionan el topónimo del pueblo con los perros (canes), ante la supuesta existencia de perreras reales dentro de la localidad. Pese a tratarse tan sólo de una hipótesis histórica, este animal aparece en el escudo heráldico de Canencia.
Wikipedia
Saludos Bikernautas:
Seguimos sin nuestras bicis así que…..toca senderismo de exploración.
Dejamos los coches frente al ayuntamiento, en el centro del pueblo, junto a su edificio más notable, la iglesia de Santa María del Castillo. Construida en el siglo xv en estilo gótico y reformada en el siglo xx, una vez concluida la Guerra Civil española, cuando sufrió importantes daños.
A la sombra de sus dos árboles nos sentaremos a nuestro regreso para dar cuenta de los bocatas que nos esperan desde hace 5 largas horas!!!!! y es que el final de esta ruta se nos hizo un tanto larga, menos mal que una nube se apiadó de nosotros y nos proporcionó una sombra en las horas de mayor solanera.
Salimos del pueblo buscando algunos de los atractivos turísticos de la localidad, como lo son sus puentes medievales, alrededor de los cuales la Comunidad de Madrid ha articulado una ruta turística. El primero que visitamos fue El Puente del Canto, levantado en el siglo XIV o XV sobre el cauce del arroyo de Canencia. Presenta una estructura asimétrica, con rasante en lomo de asno y dos arcos de medio punto. En sus inmediaciones, aguas arriba, seguimos un bonto sendero para encontrarnos el puente de las Cadenas. Este puente está menos elaborado arquitectónicamente y tan solo tiene con un arco. El puente de Matafrailes y especialmente el Puente del Congosto completarían esta bonita ruta, pero ambos se alejaban de nuestro itinerario y además los conocíamos anteriores visitas a Canencia.
En el pueblo se conservan interesantes muestras de la arquitectura rural de la sierra de Guadarrama, caso de un potro de herrar, utilizado para las caballerías y los bueyes de labranza, y la Fuente Cantarranas.
Abandonamos definitivamente el pueblo y tras seguir un arroyo de pequeños saltos de agua, llegamos al Molino del Gollote. Aquí comenzamos el ascenso en sentido inverso a lo que teníamos planeado en un principio. Este cambio de planes no nos supuso ningún contratiempo, salvo el de darnos un baño en la cascada antes de lo previsto.
Para llegar a La Chorrera de Rovellanos, hemos de seguir el Arroyo de Matallana generada en su parte más agreste antes de morir en La Presa del Batán.



Tras disfrutar un rato del salto de agua, proseguimos el ascenso hasta la parte alta de la chorrera y desde allí, sin sendero bien marcado hasta el Collado de La Hiruelas, que tras un murete de piedras semi-derruido nos adentra en un pinar que nos irá descendiendo unas veces por pista forestal y en ocasiones por un empinado cortafuegos hasta el privilegiado y rocoso Mirador de Los Altares. desandamos un poco el camino hasta el Mirador y tomamos de nuevo la pista forestal hasta alcanzar un pequeño sendero al que hemos llamado Senda Naranja. Bonito sendero que faldea a media montaña durante kilómetro y medio hasta alcanzar otro cortafuegos por el cual atrochamos hasta alcanzar la carretera.

Hay una alambrada que se pasa reptando bajo ella para cruzar al otro lado de la carretera antes de iniciar el camino del Robledal del Cantos. Seguramente sea un espectáculo en otoño, pero ahora se encontraba demasiado pelado y buscábamos la protección del sol. Al llegar a la altura de La Cabeza del rojo recuerdo unos atroches que hicimos con la bici muy divertidos y por allí bajamos esta vez también.
La llegada al pueblo de Canencia nos devolvió a la cruda realidad de esta pandemia. Volvimos a colocarnos las sofocantes mascarillas que recalentaban aún más nuestro reseco aliento y volvimos a ver escenas de multitud de celebraciones familiares celebrando…..el fin del estado de alarma?
Creo que no tendremos buenas noticias en unos días : (
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Marter
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