El Parrizal de Beceite, situado en la poco conocida zona de la Matarranya, es una de las rutas de senderismo más espectaculares y variadas que hemos hecho hasta la fecha. Además puedes completar una gran jornada de turismo visitando los numerosos y sorprendentes pueblos medievales de la Toscana Española: Beceite, Valderrobles, La Fresneda, Cretas… Teruel existe!
Una inolvidable excursión que a lo largo de la reserva natural del río Matarraña nos descubre paisajes de ensueño con la ayuda de un emocionante y singular recorrido por pasarelas y escaleras de madera hasta alcanzar el estrecho del Parrizal, la guinda perfecta al pastel.
Los 5 km de distancia entre la población de Beceite y el Parrizal se realizan por un camino rural asfaltado, estrecho, de doble sentido de circulación y sin arcén peatonal, ni carril bici.
ACCESO POR PERSONA AL TRAMO DE LA RUTA DE LAS PASARELAS:
Para la conservación del Espacio Natural del Parrizal existe un aforo limitado en la ruta de las pasarelas, siendo necesario adquirir un tique por persona que, además, incluye seguro individual. La compra se realizar a través de la plataforma de venta online, cuyo enlace encontrará más abajo.
5 € por persona
https://entradasbeceite.arteyocio.com/ruta-del-parrizal/
CÓMO LLEGAR
El paraje dispone del Parking nº3 cuyo uso es gratuito y exclusivo para vehículos cuyos ocupantes dispongan del tique para la ruta de las pasarelas. El horario de uso coincidirá con el turno de visita de la ruta de las pasarelas elegido en la compra del tique por persona. La matrícula del vehículo se solicita en el momento de la compra del tique por persona. Desde hace unos años se intenta evitar la masificación. De esta forma se establecen dos turnos -de mañana y de tarde- y en cada uno el parking acoge a alrededor de 85 coches. Es el límite para equilibrar el atractivo turístico y el respeto por la naturaleza.
El turismo llegó al Parrizal, tal y como lo conocemos hoy en día, hace unos 20 años. Antes era un espacio para el disfrute de los vecinos de la zona; en muchos tramos difícilmente accesible. Las pasarelas sustituyeron a los troncos enganchados a las paredes y las pozas de agua ahora ya no se cruzan a nado. De hecho, el baño está prohibido.
LA RUTA
Comenzaremos la ruta superando la cadena que impide el paso a los vehículos para continuar por la pista que discurre paralela en todo momento a las tranquilas y cristalinas aguas del Matarraña. No deberemos andar mucho para encontrar un primer pequeño túnel horadado en la roca por el que se abre paso nuestro camino, se construyeron a principios del siglo pasado, cuando empezaron a explotarse unas minas de carbón.
Unos metros más adelante daremos con un segundo túnel en el que, antes de atravesarlo, unas señales nos invitan a desviarnos brevemente a la derecha para visitar las Pinturas rupestres de La Fenellassa, un pequeño abrigo situado al otro lado del río y protegido por un vallado en el que con un poco de buena vista descubriremos figuras humanas montadas a caballo dibujadas hace miles de años por nuestros antepasados prehistóricos. Forman parte del denominado arte rupestre del arco mediterráneo y pertenecen al estilo esquemático. Se encuentran en un panel rocoso protegido por una valla.
Tras este breve e interesante desvío proseguiremos nuestro camino. Nada más cruzar el segundo de los túneles encontraremos a nuestra izquierda el Ullal de La Fenellassa, una surgencia característica de terrenos cársticos como en el que nos encontramos, por la que brota el agua desde el interior de la montaña y que dependiendo de la época del año puede encontrarse seca.
De nuevo avanzando unos pocos metros más llegaremos a un nuevo punto de interés. A nuestra izquierda descubriremos la Cova de la Dona, una enorme oquedad diagonal a la que con un poco de cuidado podremos acceder. Está señalizada y la foto casi resulta obligada. A partir de aquí acaba el amplio camino y se llega a la primera pasarela sobre el río.
Sin pérdida posible, por el amplio y llano camino y recorridos cerca de 800 m, llegaremos finalmente a un pequeño llano que precede al inicio de la ruta de las pasarelas de El Parrizal. En esta zona, conocida como Pla de la Mina, por su pasado minero, encontraremos una fuente, amplios espacios para descansar y el inicio de la senda ascendente que siguiendo la traza del PR-TE 153 se dirige a “La Balanguera”, y que obviaremos.
Al final del Pla de la Mina, donde finaliza la pista, encontraremos el inicio de las divertidas pasarelas que nos van a permitir ir remontando las encajadas aguas del río Matarraña durante los siguientes dos kilómetros. El recorrido, perfectamente acondicionado, va alternando distintas pasarelas, puentes, miradores y escaleras que avanzan junto a las bellísimas pozas de aguas transparentes y pequeños saltos que el río va formando. Un paisaje de ensueño que, en conjunto con el emocionante y singular recorrido por las pasarelas, justifican la popularidad de la ruta. El tramo de las pasarelas, a pesar de su estrechez, no presenta ninguna dificultad, avanzando siempre a pocos metros del agua y contando con la ayuda de una sirga o cable de acero para avanzar con mayor seguridad.
Al poco de superar la Badina Negra, que encontraremos señalizada, llegaremos al final del tramo de las pasarelas que finalizan con un pequeño túnel y da paso al tramos final donde ganaremos la mayoría del desnivel de la ruta. Es la poza más grande y profunda, donde la tonalidad turquesa del agua se potencia. Emerge filtrada de las rocas y su transparencia casi hace daño a la vista. La geología calcárea ejerce de magnífico filtro, así que no arrastra sedimentos. El sol también juega un papel importante. Según incida o no la luz, aparecen matices entre verdosos y azulados en una curiosa y atractiva paleta de colores. Todo un espectáculo.
La senda sin pérdida posible continúa ascendiendo por un terreno pedregoso que puntualmente avanza por el lecho amarillento de un torrente. Un divertido puente colgante nos permite superar un tramo más escarpado. En el último tramo del recorrido, el agua pierde protagonismo y conviene levantar la mirada para estar atentos a la caprichosa geología. Regresa el bosque frondoso y, entre la tupida vestimenta de los árboles, aparecen unas agujas casi perfectas de piedra esculpidas por la lluvia y el paso del tiempo. Son las conocidas como Les Gubies del Parrisal.
Continuaremos ganando altura, ahora algo más apartados del río, a través de una fabulosa pinada salpicada de bojes y arces. Nos encontramos cerca del final. Un poste indicativo situado junto a una pared vertical en la que la caída del agua ha formado una tobera marca el acceso a la parte más estrecha del desfiladero.
En este punto el camino se acaba y para avanzar los apenas 50 metros que nos separan del final de la ruta deberemos seguir, sin un camino claro, unas débiles flechas amarillas para avanzar entre los grandes bloques de piedra que salpican el fondo del desfiladero. Ya sea en el acceso a los Estrechos del Parrizal o avanzando unos pocos metros hacia su interior, hasta el punto donde las aguas del río impiden cualquier avance a pie, el espectáculo de sus enormes y estrechas paredes verticales erosionadas por la acción del río, merecen el esfuerzo de llegar hasta aquí. Las dimensiones empequeñecen a cualquiera: 60 metros de alto por 1,5 metros de ancho en su punto más estrecho. El río atraviesa el estrecho durante 200 m, pero al estar el baño prohibido, no es posible explorar más allá.
Toca emprender el camino de regreso por el mismo camino de la ida para recorrer una vez más las pasarelas y regresar al punto de inicio de esta divertida y popular excursión.
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Todas fotos de la ruta: https://flic.kr/s/aHBqjzSDSp
Vídeo de la ruta:
Marter
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